Qué bello es el escenario de mi Monterrey! !Qué rica es su comida! !Qué bendición es ver a mi familia!
Pero definitivamente el ambiente ha cambiado, da miedo caminar o manejar por sus calles, deprime escuchar las historias de terror que platica la gente del familiar o conocido secuestrado y entristece no ver a gente querida porque han dejado la Ciudad, ya que han sido víctimas de la violencia organizada.
Sigo con una mezcla de sentimientos.
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