septiembre 02, 2014

Verano 2004 - Monterrey

Cómo siempre fue muy placentera mi estancia en mi querida ciudad, desde que el avión aterrizó y ví las preciosas montañas con lágrimas en los ojos de emoción hasta hoy que me despedí y horas después sigo con un gran nudo en la garganta, los ojos mojados y con el corazón chiquito después de abrazar a mis padres en el aeropuerto esta mañana.

Llegamos a Monterrey el 15 de julio y empezamos a reunirnos con familia y amigos, Mike se fue el 2 de agosto y Míkel y yo nos quedamos hasta hoy gozando al máximo cada día de las comidas que extrañábamos como los tacos de barbacoa y al vapor, el menudo, las carnes asadas, los antojitos mexicanos... todo, todo lo rico de nuestra gastronomía, pero lo mejor fue la compañía de la gente tan querida con la que comprartimos.


Me gustó mucho ver y saber que Monterrey ya no está tan peligroso como hace dos años, pero... ¡Ay cómo sufrí con el tráfico¡  después que empezaron las clases en las escuelas, el tiempo para trasladarme de un lugar a otro aumentó, las desviaciones por las obras viales, muchos conductores que no respetan señales de tránsito y el ser víctima de tres choques leves en sólo seis semanas fue como para no creerse.


Obviamente que el tiempo no me alcanzó para saludar a todos los que hubiera querido, pero serán los primeros el siguiente año. Quise hacer también turismo en Monterrey pero con tanto calor que hizo no me animé.

Ahora a volver a nuestro otro hogar y disfrutar de los mariscos y de la comida asiatica que me gusta mucho.

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